Rubén*

 *Nombre ficticio.


Es un niño alegre, vivaz, no se cansa de jugar. En la escuela no le va muy bien. La maestra dice que se atrasa en hacer los deberes, no lee y ya va al tercer grado. Lo evaluamos y confirmamos su diagnóstico: Síndrome de Asperger. 

Rubén, en las primeras sesiones, no quiere colaborar. Se enoja desmedidamente cuando le digo que ya terminó nuestra sesión.

Pero 5 meses después, es un niño distinto. Muestra interés en la lectura, intenta leer palabras largas, colabora conmigo en el aprendizaje de las Matemáticas.

Y así vemos que cada niño merece una oportunidad para seguir creciendo, seguir aprendiendo y mostrar cuán lejos puede llegar.

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